Editorial

Liderazgo en crisis

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Mientras actores clave del sector privado, la academia y los mercados están buscando insistentemente centrar el debate público en acciones que permitan dejar atrás una década de estancamiento económico, el Gobierno permanece hace más de un mes atrapado en una crisis autoinfligida, que desvía su atención de los desafíos económicos prioritarios. El errático manejo del caso Monsalve ha evidenciado serias falencias de liderazgo en el Gobierno y ha expuesto no solo una preocupante desconexión del Ejecutivo respecto de la gravedad de los hechos investigados, sino también un manejo institucional que compromete la credibilidad del servicio público y de la propia Presidencia.

Mientras el sector privado impulsa esfuerzos por aportar al crecimiento, la crisis del caso Monsalve mantiene atrapado al Gobierno.

Esta semana, el Banco Central dio cuenta de que la economía creció 2,3% en el tercer trimestre, cifra que -aunque positiva- se mantiene en torno al PIB tendencial, y evidencia que la actual administración está logrando poco en materia de expansión económica. Así, crecen las voces que apuntan a la necesidad de un ajuste de timón y de la puesta en marcha de algún plan o pacto que permita a Chile retomar tasas de crecimiento en torno a 5%, que revierta las tasas de desempleo que acumulan 20 meses por sobre 8% y que estimule la inversión.

En este contexto, desde el sector privado, la CPC ha diseñado un conjunto de propuestas para abordar los problemas estructurales -que presentará al Gobierno la próxima semana-, sectores estratégicos como la minería y la construcción reportan un mejor desempeño y, simultáneamente, se informan decisiones como la de BHP, de de invertir hasta US$ 13.700 millones para ampliar sus operaciones en Chile. Pero mientras se conocen estas señales positivas, las últimas revelaciones sobre el caso Monsalve siguen consumiendo los esfuerzos del Gobierno.

La gestión de crisis del Ejecutivo ante la denuncia contra el exsubsecretario del Interior, por acusaciones de abuso sexual y violación, ha sido, por decir lo menos, desconcertante. A pesar de haber sido informado de estos hechos por su ministra del Interior, el Presidente permitió que Manuel Monsalve continuara en sus funciones durante 48 horas, incluyendo tareas sensibles como la coordinación de las policías y sus asistencia en funciones oficiales al Congreso. Sumado a ello, el reciente conocimiento de la reacción de altas autoridades y asesores de gobierno una vez que se supo de la gravedad de las acusaciones ha abierto más interrogantes, que debilitan la confianza pública y desvían la atención de las urgencias nacionales.

En el intertanto, temas críticos como la reforma previsional, la mejora del sistema de salud y la reactivación económica permanecen en segundo plano. A poco más de un año del cierre del actual mandato, las promesas de campaña parecen cada vez más lejanas y el margen de acción más estrecho. La falta de claridad, la incapacidad de anticiparse y resolver problemas, y la ausencia de un liderazgo estratégico están pasando una factura alta, no solo a la administración de Boric, sino al país entero.

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